Haz tu donación a Wikipedia

Support Wikipedia

jueves, 14 de enero de 2016

Libre, al fin

Permanezco sentado, en mi sofá, inmóvil y serio. 
No hay más ruido que la música de mi portátil... 

A pesar de la calidez del ambiente, siento frío. Mi mente no está donde estoy yo... ha viajado al pasado, 
y está recorriendo cada parte más siniestra y oscura de mi vida, cada punto débil de mi ser, recuerdos... tristes, melancólicos y baldíos.

Y ahí, en medio de una vida plena y llena de caprichos y comodidades, siento aflicción y tristeza.
Tristeza porque precisamente ahí, cuando mi mente me desnuda y poco a poco me voy viendo tal y como soy, me siento... vacío.

He tomado una decisión, no veo otra salida. Todo el amor que he dado en mi vida se queda corto con el daño que siento en mi interior.
Un daño irreparable, que hace que la herida que hay en mi corazón no cierre y me martirice día tras día.

Es hora de dejar todo, y de cerrar para siempre el vacío que me impide ser feliz. 
Pensándolo fríamente, mi falta poco va a importarle al mundo... ni a mis seres más cercanos. Quizás a mis padres, que lo han dado todo por verme bien. Pero ahora es más importante mi deseo de acabar con este sufrimiento. 

Sí, estoy siendo egoísta, no debería pensar así. Toda la industria del buenrollismo y positivismo que ha lanzado campañas para gente como yo, para automotivarme, no me han servido de nada.

Aquí, ahora, es la primera vez que lo veo todo claro... Cierro los ojos y un torrente de lágrimas salen de ellos.
Lágrimas contenidas y que tan sólo estas cuatro paredes que me rodean han visto alguna vez.
Nadie piensa qué se cuece en mi interior, la carcasa que tengo construida bien hace su labor. 

Una última mirada al portátil y una última revisión de recuerdos visuales:
Una foto de ella y yo, y un vídeo de hace 20 años mío con mi padre y mi madre.

Rompo a llorar. Y grito: grito todo lo fuerte que puedo. Jamás he gritado así en mi vida.
Es tal el dolor que siento que ya no hay marcha atrás... me levanto, me subo al marco de la ventana, y vuelo.
Según caigo ya no hay recuerdos... sólo la tremenda sensación que me espera. Un cambio brusco, un ¿cambio? 

Y con esa última duda se va mi último pensamiento en este mundo.


No hay comentarios:

Publicar un comentario