La senda del caminar errante se extiende sinuosa sin aparente fin a través de la espesura.
Una niebla espesa enmaraña todo y lo difumina con frialdad:
Los pensamientos se diluyen entre recuerdos del pasado y un dolor punzante aprieta el estómago.
Un sentimiento de impotencia se apodera poco a poco: hace que la rabia aflore y un grito seco sale de mi garganta.
"Las cosas no salen como uno espera", me digo. Sin darle más vueltas al asunto y con la mente ya en blanco, inicio la marcha.
¿Qué me deparará el futuro?
Nunca lo sabré: la vida es movimiento, es evolución.
Es aprendizaje, desaprendizaje.
La vida es hacerse viejo y marchitarse mientras las flores nuevas se extienden con frescura y te sustituyen.
La vida no es fácil y no lleva un libro de instrucciones: Cada uno tiene el suyo.
Y sin mágicos trucos... Es caerse y volver a empezar, pero nunca de cero.
Todas las personas tenemos nuestro camino, delante nuestro.
A veces será abrupto y a veces llano y sencillo.
Veremos niebla y frío, primavera y calor.
Y nuestro interior se verá reconfortado o desolado: Una torsión en espiral entrelazada y llena de opuestos que se complementan.
De una forma u otra, siempre nos vamos a encontrar en ese momento en que hay que poner la mente en blanco, y avanzar:
Nos vemos al otro lado de la espesura.