"Y allí estaba ese ser, a mi lado: Inmóvil, sin decir palabra, y sin embargo su sola presencia me indicaba más de lo que podía esperar..."
Qué incrédulo era, bromeando para mí sobre ese momento. Un punto de inflexión, pensé. Un antes y un después.
Y efectivamente, así fue.
Como otros tantos que ha habido en mi vida y que quizás por la inercia no detecté... Unos buenos y otros no tan buenos, y otros definitivamente malos.
Es curioso cómo el tratar de analizarlo no ayuda a cambiar: Tratar de analizar tu vida no tiene sentido. Tu vida es la que es y lo que has vivido te convierte irremediablemente en el ser que eres ahora, parte genética parte vivencias.
No merece la pena analizar tanto. No ayuda a cambiar los malos hábitos. Ni siquiera a reforzar los buenos.
Propongo un ejercicio: Párate a pensar en dos momentos en tu vida que creas que pudieron ser un punto de inflexión.
A continuación, trata de vincularlos con la persona que eres ahora y piensa cuánto de ese momento queda todavía en ti.
Está claro que si vives de acuerdo a tus ideales, la vida no te va a dar lo que pides: Porque la vida es precisamente eso... incertidumbre con una balanza que se inclina por igual a lo bueno y a lo malo.
Pero al menos, viviendo así, podrás dormir con la conciencia tranquila, y cuando te llegue la hora de abandonar este mundo, hacerlo en paz.
Y como fin de post, tomo prestada una frase que en su día me pareció interesante...