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lunes, 14 de febrero de 2011

Una historia bajo alcohol

Sábado por la noche. Billy vuelve a casa desde el último bar, reordenando los hechos de la noche. Va sin rumbo y sin deriva. Tiembla al pensar las consecuencias genocidas de sus putrefactos pensamientos. El alcohol le hace compañía, y le ayuda a gestar malas sensaciones, delirio tras delirio. La ciudad le hace pequeño, le estira y le encoge, le trastorna y tambalea.

Las calles del barrio le ayudan a ver todo deprimente, visiones reales de un ser demente, nada evidente, todo difuso, lo bueno se vuelve superfluo, y lo malo aflora, flota, y se queda pendiente.
El invierno acompaña a su mente, frío tiene en su interior, y por fuera arde como un fuego intenso.

Y su mente empieza a cavilar:

 
Pensé que saliendo del armario sería más feliz. Esta vida es un asco. Tres años forjando una fuerte mentalidad creyendo que había encontrado mi pareja, mi estabilidad mental, aparcando mis movidas sobre ambos sexos, movidas provocadas por mi madre, que nunca admitió que fuera homosexual.
Desde pequeño se empeñó en sustituir lo varonil de mi padre difunto por mi masculinidad. Una masculinidad que tenía picos temporales, producidos por el baile de hormonas de mi adolescencia. Ella me robó mi inocencia, me robó mi amor por los pequeños detalles...
Jamás pude superar mis miedos, mis inquietudes, y nunca pude soltar todo lo que mi cerebro cocía, ni siquiera escribirlo.
Terminé yendo hacia atrás, lleno de prejuicios, de reproches a mí mismo. Todo el día evaluando mis acciones, intentando convivir con mi destino, un destino forjado por mi madre, y sin huevos para afrontarlo.
Y cuando pensé que mi vida estaría solucionada, que había encontrado a la persona adecuada, un chico encantador y buena gente, del que creía me había enamorado, llega ellA:
Una mujer sencilla, misteriosa, tímida en palabras pero no en miradas.
Una onda material de buen feeling y de buenas sensaciones, brillando al caminar como una antorcha. Muy hermosa. ¿Muy hermosa? ¿me gusta? ¿y mi homosexualidad?
Cómo explicarlo: toda mi vida pensando que era gay, luchando contra mis miedos, contra mi madre, y cuando por fin lo había conseguido, el amor se encarga de dar una patada a mi destino.
Qué es el amor, qué la pasión: esos sentimientos que nos hacen salir del estado de autómatas en el que nos hayamos sumergidos la mayor parte del tiempo, que llegan, que no se pueden explicar, que son capaces de joderte bien por dentro, de hacerte sentir vivo y muerto a la vez, de llorar y reír, de querer vivir y morir al mismo tiempo. El tiempo, al igual que el sentimiento, se hace eterno, placentero y doloroso... Hace que te halles en un estado no determinista en forma de bucle del que te ves incapaz de salir. Un estado de letargo, de deseo de cambio, pero que nunca llega...
Y viene el desamor. Ese momento en que por fin decides afrontar al miedo de cara, y tomas la decisión de soltar la verdad, tu verdad, a la persona amada... y es un amor no correspondido.
Mazazo, decepción, se te viene el mundo encima. No deseas seguir adelante, tu nivel de autoestima está bajo cero, como la calle, de vuelta a casa, un sábado por la noche.

Amor y desamor: dos términos tan estrechamente ligados y confrontados. Ese tipo de cosas que hacen que te preguntes dónde coño está esa diosa fortuna que tanto sonríe a tu vecino y no a ti...
No sé cómo puedo escupir esta paranoia mental que se cuece en mi cabeza, dios... cada vez me veo peor, necesito descansar.

Malamente llega a casa. Cae directo a la cama. Demasiado Jack Daniels. Mañana será otro día.

Y lo fue: Pasó el tiempo, y decidió no volver a entrar en el armario. Billy se casó con el que fue su primer novio. Leni, que así es como se llamaba ella, tardó tiempo en olvidar a Billy. Sí, a Leni le gustaba Billy. Y a Billy le gustaba Leni, pero el destino es caprichoso, y lo real nada que ver con la ficción tiene.
Ironías de la vida: Lo que empezó con la salida del armario, por culpa del amor terminó siendo un doloroso proceso de reconversión a la vida con la que siempre había soñado, y que gracias a Leni se truncó.