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viernes, 10 de mayo de 2019

La zona de confort

Hace ya unos años, por circunstancias de la vida, decido poner fin a mi vida deportiva como jugador amateur de balonmano. Un periodo de casi veinte años, con idas y venidas y muchas experiencias vividas.

Una de las preguntas que rondaron por mi cabeza cuando lo dejé fue: "Y ahora, ¿qué?"
Tenía una espina clavada de hace tiempo: practicar artes marciales.

Ya había probado mientras jugaba a balonmano con el Taichi, en Valladolid.
Un curso de la FMD (Fundación Municipal de Deportes)... "Chen", me comentó el profesor que daba las clases, cuando le pregunté por el estilo.
Pero una dura lesión en el tobillo me hizo "resetear" por completo mis prioridades, y no fue hasta cuatro años después, ya en León, cuando pude contactar con alguien que daba Taichi allí (Yang me dijo que hacía).

Yo pensaba: "Físicamente me encuentro bien, y aunque mi elasticidad es mala, tengo bastante coordinación. No creo que se me de mal"

Y bueno, dicen que la ignorancia es la madre del atrevimiento...
Unas cuantas búsquedas en internet, y leo que el Yang es el estilo "light", que el marcial de verdad es el Chen, y un sinfín de opiniones varias.

Aún así decido comenzar con ello... Y desde entonces y hasta ahora estuve un año practicando karate y lo que hasta hoy es parte de mi entrenamiento junto con el Taichi Yang tradicional: El Wing Tsun.

Esta introducción es para realizar algunas reflexiones, que espero que al que lo lea le puedan resultar útiles (Que para eso está este blog):

Salir de la zona de confort es una putada

    Cuesta y te ves muchas veces indefenso, pero si realmente sientes que tenías que hacerlo, compensa.

Lidiar con la frustración es muy duro

    Cuando hablo de balonmano, guste o no a la gente, tengo una opinión formada.
    Hay un montonazo de gente con más experiencia que yo: pero cuando opino (y cuando he jugado), me he sentido con el control... sabiendo lo que hago, y lo que hago bien y mal.
    Sin embargo... ahora me encuentro en dos mundos llenos de dificultades para mí que me hacen ser muy prudente a la hora de mostrar lo que he aprendido.
    Ver que no tengo esa "facilidad" con la que me movía dentro las pistas de balonmano, frustra. Pero lidiar con esta frustración es un reto que gustosamente llevo conmigo.

Las apariencias engañan. Y mucho

    Yang tradicional: Llevándote a los límites de lo físico y mental (si quieres hacerlo bien, claro) día tras día.
    Pasando meses desde que practicas algo hasta que crees que lo llevas bien... entonces te corrigen y hay que dar marcha atrás.
    Y viendo los resultados de una práctica diligente, en mis maestros... Sí: el Yang, como pensaba al principio es "light"... no podía estar más equivocado.
   
Y como conclusión global:

Humildad frente al ego. Más práctica frente a la frustración

    Quizás no llegue a ser un Velázquez en Taichi o en Wing Tsun... pero con práctica y humildad sí que quiero llegar a hacer cuadros bonitos. Aunque sea en el fin de mis días.