Haz tu donación a Wikipedia

Support Wikipedia

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Perfiles en facebook


Vamos directos al grano. Distintos tipos de perfil de facebook:

La persona feliz. Este tipo de persona hace que el resto que le tienen por contacto se mueran de envidia de lo bien que le va. Todo lo que le pasa en la vida es maravilloso, o al menos todo lo que pone.

La persona que odia. Al contrario que la happy person, este tipo de perfil no para de quejarse por todo lo que le rodea, llueva, o haga sol, haga frío o calor. Su pudiéramos canalizar tanta mala hostia en energía, tendríamos una fuente alternativa que daría un vuelco a la historia nuclear.

El revolucionario. Nos mantiene al día con sus noticias sobre lo que pasa en el mundo. Es como un reportero frustrado que quiere mostrar al mundo lo equivocado que está con la prensa habitual, y salta de noticia en noticia cual rana de nenúfar en nenúfar (joder qué cursi).

El ansias. Pones un enlace, y al minuto hay un “me gusta”, un comentario, una foto adjunta, te etiqueta, te recomienda, y de vez en cuando, convierte tu “timeline” en un monólogo de posts suyos.

El pedante. Quiere ilustrar al mundo con la cultura de la cual carecen los demás, porque sabe perfectamente que sin él un mundo de desvalidos incultos proliferaría en la red, y no lo puede consentir. Ya sea con una definición, un video explicativo, un enlace a una canción. Tolosabe.

El que te invita. A juegos, a aplicaciones, etc. Tú le das ilusionado a tu icono de notificaciones pensando que alguien ha escrito en tu muro, le ha dado a un “me gusta”, etc. Y te encuentras con una puñetera invitación. La de siempre, y la ignoras por enésima vez. Un bucle sin salida.

El que cuenta su vida. Oye, que no hace falta quedar con él/ella para saber en todo momento qué tal le va: en el trabajo, en casa, que si ha echado un kiki, que si lo ha dejado, que si ha vuelto, que si mira tú qué bien reforesto en el baño... 

El indeterminado. Quizás el más aleatorio, quizás el más acertado. Le voy a poner un "me gusta" a este perfil...

Esto es una muestra muy resumida, irónica y exagerada (a veces no tanto) de lo que nos podemos encontrar en facebook.
Seguramente habrá más perfiles, pero estos son los que más me llaman la atención.
Y quiero ser el primero en hacer autocrítica, y ver que encajo en parte en alguno de esos perfiles. Mal por mí, habrá que mejorar la manera en que usamos esta herramienta, que es mucho más potente de lo que nos podemos llegar a imaginar.

Sólo espero que después de unos años, si esto sigue adelante, y sigue creciendo, no nos tengamos que arrepentir de lo que hemos puesto, y quién sabe, de lo que no hemos puesto. 
Voy a acabar la entrada con una frase que cuando la lei decidí aprendérmela de memoria, y a la cual me aplico el cuento:
"Lo bueno de internet es que cualquiera puede dar su opinión. Lo malo de internet es que cualquiera puede dar su opinión".

lunes, 22 de octubre de 2012

Las tres J's (Jaime)

Hace ya unos años vi un par de películas que me hicieron reflexionar bastante sobre los aspectos no deterministas que acontecen en nuestra vida, y de cómo pueden afectarnos de manera sublime, con el paso del tiempo.
Una de esas películas es Parque Jurásico, y la otra es Pi, fe en el caos.

Con respecto a la primera, de una manera comercial, Steven Spielberg introdujo en manos de Jeff Goldblum conceptos muy básicos de la teoría matemática del caos. Conceptos que yo como niño entendí a mi manera, y que con el tiempo fueron madurando, pasando por la genial película de Darren Aronofsky anteriomente citada.

Esta pesada introducción viene a que me resulta curioso cómo con lo complejos que son los sistemas de interrelaciones humanas, en nuestra vida se producen casualidades, a veces reconfortantes y a veces no.

Pues bien, una de esas casualidades (en este caso reconfortante) tiene que ver con mi adolescencia en el mundo del balonmano.
Qué posibilidad puede haber de que tres personas tan próximas me marquen de manera tal que la persona en la que me he convertido tenga rasgos aprendidos de ellas. Puede que esa probabilidad sea muy baja, pero existe, y como en las matemáticas, si existe, puede ocurrir, y de hecho, ocurre... Yo lo llamo la probabilidad de las tres J's.
Y esas tres J's son Jota, Jaime entrenador y Jaime párroco.

De Jota ya hablé en un post anterior. De Jaime párroco también. Éste es para la otra J.

Corría mi etapa de infantil en el colegio San Viator cuando Alberto Muñiz, que era nuestro entrenador de por aquél entonces, nos presentó al que sería su ayudante. Un juvenil de San Viator también: Jaime.
Ciertamente es muy difuso el recuerdo que puedo guardar del año en general, lo único que puedo decir es que gracias a él en ese momento conseguí eliminar mi manía de lanzar siempre al ángulo corto (puede parecer una bobada, pero eliminar un mal hábito en balonmano no es baladí, hay que ser muy paciente con la persona que lo tiene... y él lo fue).

La historia viene después, cuando ya yo con quince años, Jaime se encarga de entrenar al equipo del que yo formaba parte, en San Viator también.
Desde ese año y hasta que decidí terminar mi etapa en el balonamo como jugador él fue mi principal entrenador...
Tres años: de anécdotas, de entrenamientos, conversaciones, técnica, trabajo, mucho trabajo... y mucha dedicación.
En esos tres años tuve mis buenos momentos, y mis menos buenos. Y detrás de ellos, un maestro no mucho mayor que yo en edad, pero sí en sabiduría.

La casualidad quiso que yo terminara mi etapa en activo como jugador de balonmano a la vez que él decidiera dejar de entrenar para centrarse en sus estudios. Y bueno, a partir de ahí el contacto ha sido más esporádico, naturalmente, pues las vidas siguen su curso, pero la base de mis fundamentos ya estaba formada:
Gracias a personas como él, y también para intentar seguir su ejemplo, es más fácil orientarse en la vida. Y eso me ha ayudado también cuando ya caminando solo he tropezado. Me he vuelto a levantar, con la vista puesta en el horizonte, sin saber cuándo llegará el final, pero sí sabiendo lo que he aprendido, de otros, yo solo... y de él.

Hoy día seguimos en contacto, y aunque con vidas distintas, me sigue sirviendo de ejemplo, y me sigue motivando.
Recientemente ha vuelto a ser padre. Y precisamente una de las cosas que pensé al enterarme es que la sociedad, aparte de jóvenes capaces, necesita de padres como él. Mi enhorabuena por la paternidad ya iba implícita, aunque aprovecho la ventaja de internet para lanzarla otra vez.

Así que quería acabar estas líneas dándote las gracias Jaime, por haberme enseñado tanto: Como jugador de balonmano, y por supuesto como persona.

Y aquí termina el post, viendo cómo esa imprevisibilidad que caracteriza a los sistemas complejos, como es éste en el que vivimos, a veces nos brinda maravillas de la combinatoria juntando a estas tres personas en un marco espacio-temporal tan cercano:

Las tres J's: Jaime, Jaime y Jota.

domingo, 9 de septiembre de 2012

¿Y si todos hiciéramos lo mismo?


Siempre que veo determinadas escenas, no puedo evitar el pararme a pensar, qué pasaría si cada uno de nosotros copiara ciertos comportamientos, puntuales eso sí, y de poca repercusión, al parecer.
Me explico. Con tres ejemplos por supuesto, que es así como mejor se entienden las cosas. Ejemplos ficticios o reales, da igual. El mensaje se capta de la misma manera.

Fulanito uno, treinta y tantos, agricultor. De fiesta en su pueblo. Qué bien se lo pasa, qué rico el cubata, en vaso de plástico, que le ha puesto el camarero improvisado en el bar de la piscina, ahí al ladito de las tierras de un conocido, que no se acuerda ni de cómo se llama, o de quién es.
Se acaba la copa, y lanza con precisa inteligencia el vaso en un bello movimiento parabólico hacia el interior del terruño. Ahí queda, qué bueno es, qué tipo tiene. Y a seguir con la marcha.

Fulanito dos, da igual su edad, da igual su profesión. Andando por la calle con su pareja, en su ciudad, tranquilamente, vamos a poner por precisar algo más que se está comiendo una bolsa de Risketos. Después de saborear tan delicioso manjar, se desprende de la bolsa dejándola caer en algún punto determinado del asfalto. Y pensando él, que con tan buena acción el paro bajará, y contratarán a más empleados de la limpieza.

Fulanito tres, y acabo ya con los ejemplos. Cuarenta y muchos, de compras en el colmado, de al lado de la casa de la suegra. Ese colmado al que entra por primera y última vez. Y esa señora atendiendo amablemente, un sábado por la mañana cualquiera. Fíjate se dice él, qué maja es, y qué descuidada a la vez, que cada vez que necesita algo, se baja al almacén, dejando al cliente ahí mismo, un rato sin atender.
Y claro, entre bajada y bajada, fulanito se percata de que tiene muchos paquetes de garbanzos “repes”. Y naturalmente, en una de esas subidas y bajadas uno de esos “repes” pasan a la bolsa del ansioso de turno, que en un futuro cercano se vanagloriará con su mujer y su suegra de tamaña hazaña. Qué más le da si tiene muchos, piensa él.

Se me ocurren muchísimos más, dejo al lector la imaginación, en los que podemos encontrarnos presenciando alguna escena que carezca de valor puntual.
Estos comportamientos, tan habituales e intrínsecos a la naturaleza humana, serían catastróficos si cada uno de nosotros los ejecutara.

Me recuerda a una campaña sobre la que se intentó concienciar sobre la problemática del tema en cuestión, en este caso en el medio ambiente, pero que yo extrapolo a la sociedad en general: El total es lo que cuenta.

Y a la vez me hace pensar, en cuán distinta podríamos formar esta sociedad, si estas pequeñas acciones poco cívicas las transformáramos en pequeñas buenas acciones, para con el medio ambiente, y el prójimo en general.

Como se podía escuchar a Ellie Arroway en Contact, la película:  

Siempre creí en que el mundo es tal y como cada uno de nosotros hacemos.

Y es que, el cambio que necesita esta sociedad, está en cada uno de nosotros.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Los amorosos

Como hoy es el día mundial de la poesía, le rindo mi especial homenaje recordando este genial poema de Jaime Sabines... Sobran más palabras.

Jaime Sabines – Los amorosos

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.

Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
no esperan nada, pero esperan.

Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.

Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.

Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.

Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.

Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.

domingo, 5 de febrero de 2012

Una de balonmano

"¿Eres Markussen?" Le pregunta a la salida de vestuarios impasible un hincha
del Atlético de Madrid Balonmano a Kallman, con lo que el extremo lo único que pudo esbozar fue un tímido "no", medio perplejo medio acostumbrado a la nueva situación que llevan viviendo esta última temporada.

Él estaría acostumbrado... yo no. Y me dio una mezcla de pena y desánimo por ver cómo varios de los mejores jugadores del mundo de balonmano son seguidos este año por una gran parte de aficionados del Atlético de Madrid de fútbol que, sin importarles el deporte, ni las sensaciones de los jugadores, se reúnen en grupúsculos en los diferentes pabellones donde van para hacer bulto, echarse unas risas y ver cómo por lo menos en balonmano ganan algo.

Soy consciente de que el balonmano no es el fútbol, pero al César lo que es del César, y a estos jugadores habría que tenerles un poco más de respeto, al menos a nivel deportivo.

Dejando al margen este tema, creo que el Balonmano Valladolid al completo se merece una enhorabuena por el partido de ayer, a pesar de haber perdido.

Normalmente suelo ser bastante crítico con el equipo, pues como jugador que soy y que he sido tengo mi propia perspectiva de muchas decisiones, de actitudes en el campo y por qué no decirlo también, de parte de la sistemática del Balonmano Valladolid, y ayer lo que vi fue una guerra (deportiva) entre dos generales que suelen llevar muy bien la batuta:  

Lo que ocurrió en el campo podría encontrar un símil en la Batalla de las Termópilas:
Al Balonmano Valladolid, sin Cutura por sanción y Perales por lesión, se le planteaba un partido muy crudo sin centrales "natos" frente a un Atlético de Madrid plagado de internacionales y con un banquillo mucho más frondoso.

Y el Balonmano Valladolid aguantó, vaya si aguantó, y además, con estilo y con clase:
Una defensa férrea con los principios claros sin dejar brillar a nadie y un ataque dirigido a ratos por Krivokapic a ratos por Gurbindo y con Ávila de lateral izquierdo.

Para los escépticos (como yo), el sistema funcionó y lograban hundir a Parrondo o Davis de la 5-1 visitante ataque tras ataque. Mucho honor y mucha entrega, y un poquito de cabeza provocó que anduviera hasta cinco tantos arriba en el marcador.

Pero al igual que en las Termópilas, todo ejército inferior en número tiene un aguante, y el combustible del Balonmano Valladolid duró hasta el minuto 15 de la segunda parte.
El ir y venir por el campo de jugadores del Atlético, sumado a la injusta tercera descalificación de Asier, pilar central de la defensa de Valladolid, hizo que el local se deshinchara hasta que el dominio pasó a ser rojiblanco.

La conclusión del partido de ayer: que vimos buen balonmano, que Pastor sigue demostrando cuán buen estratega es, y que el Atlético de Madrid Balonmano es 
mucho balonmano.