Quizás llegue un día en que vuelvas, me preguntes y todo eso.
¿Qué tal por aquí sin mí? Y yo, atónito, embriagado, te responda.
Quizás no llegue nunca, y todo sea producto de un bonito deseo, de contarte tantas y tantas cosas.
De cómo una persona crece, estudia, se divierte y se equivoca.
De cómo vive: mál o bien, según se mire...
Y al igual que otros en cada paso ve que sólo es él, único e irrepetible,
y su vida y lo que le pasa es el guión de una película que nunca acaba.
Precisamente esa es la trampa, el ardid planeado por el destino en el que todos caemos sin rechistar.
- Que la vida es un compendio de mundos que se entrelazan unos con otros.
- Que todo está planeado de antemano para ser caótico y nunca igual.
- Que somos parte del todo, y a la vez partes indivisibles e inigualables.
- Que sólo existe lo que nosotros queremos que así sea, y la vida pasa queramos o no.
Yo por mi parte me refugio, sano y salvo, en mi mundo.
Un lugar en el tiempo del que yo soy su centro en constante cambio, grande o pequeño, según necesite...
con anillos que se expanden y que chocan amigablemente con otros mundos, y que cuanto más cerca están de mí, más se fusionan.
Y en medio de esta vorágine que es el día a día, miro al cielo con determinación, y sonrío pues soy feliz dentro del galimatías en el que ya no busco respuestas...
Simplemente me dedico a fluir en mi mundo y en el de mis semejantes.
¿Que qué tal por aquí? Pues ni bien ni mal. Simplemente viviendo... y disfrutando de los regalos que me vas dando poco a poco a través de otros: En forma de cariño y amor, de pasión y diversión.
Gracias pues, porque a pesar de no verte u oírte, te siento. Y también siento que según vivo y contigo de fondo, me reinvento.
Gracias por ocuparte también de hacer sentir y vibrar en mi misma armonía a aquellos mundos que antes mencioné, y que ya forman
parte de la historia de mi vida.
Hasta pronto, chiquilla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario